jueves, 28 de febrero de 2013

La prisionera


En la página 423 del quinto tomo -la empleada de la librería me mira raro: no se cree que me los haya leído- de "En busca del tiempo perdido", Marcel Proust ("Por el camino de Swann", "A la sombra de las muchachas en flor" y "El mundo de Guermantes", "Sodoma y Gomorra") pone en boca de su alter ego las siguientes palabras: "...ya sabes que no tengo la facultad de los recuerdos duraderos...". Ante semejante afirmación uno no puedo menos que quedarse patidifuso.

Este antepenútimo tomo tiene un tema claro: los celos. El protagonista, carcomidas sus entrañas por tan doloroso sentimiento, enclaustra en su propia casa a Albertine y la hace espiar dondequiera que ella vaya.

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