martes, 13 de diciembre de 2011

De "La luna nueva"



          Si yo fuera

           Si yo fuera un perrito, y no tu hijo, madre mía, y si quisiera comer en tu plato, ¿me dirías ‘no’ entonces? ¿Me rechazarías diciendo: ‘Vete, chucho entrometido’?
           Pues vete, madre, vete. Ya no vendré más cuando me llames, ni dejaré que me des de comer.
 
Si yo fuera sólo un lorito verde, y no tu hijo, madre mía, ¿me tendrías encadenado para que no me  fuera volando? ¿Me amenazarías con el dedo, diciéndome: ‘¡Pajarraco desgraciado! Todo el día estás  picoteando tu cadena’?
           Pues vete, madre, vete. Me iré al bosque. Ya nunca dejaré que me cojas en tus brazos.


           Mediodía
 
          Mamá, me gustaría muchísimo dejar mis lecciones. No me he separado de mi libro en toda la mañana.
          Dices que sólo son las doce.
          Bueno, aunque efectivamente no sea más tarde, ¿no podemos suponer que, aun siendo mediodía, ha empezado ya la tarde? A mí me es muy fácil imaginar que el sol ha llegado ya al otro extremo del arrozal, y que la vieja pescadora anda recogiendo hierbas para su cena junto a la laguna.
          Cierro los ojos y me parece estar viendo las sombras, cada vez más oscuras, bajo el madar, y el agua del estanque reluce con toda su negrura.
          Si también en plena noche son las doce, ¿por qué ahora que suenan las doce no puede ser de noche?



Rabindranath Tagore.

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